Panamá frente al Desarrollo Sostenible

A pesar de que Panamá ha logrado ciertos avances en la determinación de mecanismos y establecimiento de regulaciones que permitan establecer un marco jurídico para cerrar las brechas identificadas en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, todavía queda mucho camino por recorrer para lograr esa armonía entre en los aspectos sociales, ambiental y de gobernanza.  

Las brechas que nos separan del progreso como país de primer mundo, están principalmente asociadas a la falta de acción para lograr una gobernanza donde se aplique la justicia y se evidencie una cultura de transparencia, pues la percepción que existe y de acuerdo al último informe del Indice de Transparencia (1)(medido por el índice de percepción de corrupción IPC), el país ha disminuido en el ranking mundial, alejándose incluso de estar entre los primeros de la Región.  Paralelamente, hace falta poner en ejecución iniciativas más contundentes que reduzcan las desigualdades sociales en materia de salud, educación, acceso a los servicios básicos y las tecnologías; así como impulsar y robustecer mecanismos y modelos que sean respetuosos y responsables con nuestro planeta.

Veamos a continuación algunos avances, desde el punto de vista del marco jurídico, en cada uno de los aspectos del desarrollo sostenible:

En materia social, y en términos jurídicos, Panamá ha firmado su compromiso con la mayoría de los convenios y protocolos de Derechos Humanos(2). A través de la Comisión Nacional Permanente de Derechos Humanos, creada en 2012, es que se garantiza el cumplimiento y seguimiento de los compromisos adquiridos por el país.  Paralelamente, el país ha ratificado su compromiso con los ocho convenios fundamentales de la OIT(3) para garantizar los Derechos Humanos en el lugar de trabajo, los derechos de las Personas con Discapacidad, y ha sido de los primeros países de América Latina en formalizar su compromiso con las iniciativas de Coalición Internacional sobre la Igualdad de Remuneración entre hombres y mujeres, reforzando su compromiso con ODS 5 #Igualdad de género. Sin embargo, la realidad es que aún hacen falta esfuerzos para reducir las brechas en la educación, salud, empleo, tecnología accesible y seguridad ciudadana, y lograr las metas fijadas en la Agenda 2030.  Por ejemplo, para el caso de la Salud, la COVID19 puso a prueba los Sistemas de Salud a nivel mundial, y Panamá no se escapó de esta realidad, hasta llevarlos en algunas situaciones a superar la capacidad instalada.   A pesar de que a nivel mundial se refleja una reducción en las tasas de mortalidad infantil y neonatal (objetivos claves dentro del ámbito de salud) , las grandes y graves desigualdades en este tema se asocian con: las dificultades de acceso geográfico, los costos indirectos de acceder a los servicios de salud (dejar de trabajar, pagar transporte y alimentos), la falta de adecuación de los programas, la poca supervisión sobre la calidad del servicio y el deficiente trato que, con frecuencia, reciben las personas pobres que van a atenderse a las instalaciones de salud pública. En las provincias y las comarcas indígenas, las condiciones socioeconómicas de la población son menos favorables y los servicios de salud son poco adecuados para garantizar la atención de la salud reproductiva, materna y neonatal (en algunas comarcas y pueblos indígenas, apenas cerca del 45% de los partos es atendido por personal profesional) (4).

En términos de la Educación, se hace evidente cada vez más, que el sistema educativo está colapsado y obsoleto principalmente en Regiones como la nuestra (LATAM).  Es necesario que las naciones incrementen su inversión (el % de su presupuesto) en los sistemas educativos. Es mandatorio transformar y fortalecer el sistema educativo y hacerlo asequible a TODOS, a través de la innovación, la tecnología y orientado al desarrollo de nuevas habilidades.  El sistema que necesitamos, debe enseñar a los estudiantes a desarrollar un pensamiento holístico, a desarrollar habilidades blandas (emocionales), a ser creativos e innovadores, emprendedores, a resolver problemas y desafiar limitaciones, a trabajar en equipo, a ser respetuosos con el ambiente y sobre todo, debe ser un sistema fundamentado en valores morales (como la integridad, dignidad, honestidad) y en la ética para lograr un mundo más sostenible.

En materia ambiental, Panamá es país miembro signatario de los marcos definidos para la reducción del calentamiento global, siendo parte del Protocolo de Kioto, Acuerdo de París y reafirmando su compromiso en la enmienda de Doha. Así mismo, el país ha trabajado y sigue trabajando en la Planificación Nacional en materia de Diversidad Biológica para apoyar la implementación del Plan Estratégico del CDB 2011-2020, así como en la promoción de la eliminación y control de las sustancias que agotan la capa de ozono. Desde el año 2002, Panamá constituyó el “Programa Nacional de Cambio Climático” (PNCC), el cual facilitó la incursión en diversas líneas de acción, orientadas a dar cumplimiento a los compromisos adquiridos ante la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC) sobre la mitigación, vulnerabilidad y adaptación al Cambio Climático. Se estableció entonces la Política Nacional de Cambio Climático, la cual constituye el marco orientador de las actividades a desarrollar por el sector público, privado y la sociedad civil en general, de modo que las mismas consideren la gestión de cambio climático, para contribuir con la estabilización de los gases efecto invernadero, promover medidas de adaptación y asegurar el desarrollo sostenible.  El desafío en este aspecto es complejo, pero no imposible, y ya no es opcional, sino mandatoria, la transición hacia un cambio en los modelos de negocio de manera que estén orientados a unir esfuerzos por la reducción, mitigación y compensación de los impactos directos e indirectos al calentamiento global.   Bajo el liderazgo del Ministerio de Ambiente se mantienen programas nacionales como por ejemplo el programa “Reduce Tu Huella” que promueve y guía a las organizaciones (públicas, privadas y organizaciones de la sociedad civil)  a una recuperación económica a partir de iniciativas que permitan reducir costos a través de procesos más eco-eficientes y sostenibles, y hacia una transición que permita una gestión adecuada de los impactos ambientales sin menoscabar la rentabilidad de los modelos de negocio.

En el ámbito de gobernanza, Panamá ratificó su compromiso con la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción el 23 de septiembre de 2005 y la incorporó a su legislación mediante la Ley 15 del 10 de mayo de 2005. Sin embargo, hay mucha tela por cortar y la percepción no sólo local sino internacional (52 puntos, ocupando la posición número 111 de 180 en el ranking de Indice de Percepción de Corrupción – IPC Informe 2020) incrementa las brechas del país para rescatar una reputación de buen gobierno transparente, justo, ético y equitativo.  Y esto, más allá de beneficiar al país, aumenta la desigualdad en el ámbito social de una manera incalculable.  Y la pregunta ante esta situación es:

¿Estarán las entidades supervisoras como las Fiscalías Anticorrupción, la Contraloría General de la República, la Fiscalía de Cuentas, la ANTAI y el Tribunal Administrativo de Contrataciones Públicas tomando suficientes acciones para hacer frente a la corrupción? ¿Qué estamos haciendo como individuos para ser vigilantes al cumplimiento y respeto por la justicia, certeza del castigo y la transparencia?

Lo cierto es que promover y asegurar la continuidad en la ejecución de los programas sociales, contribuir a través de la eficiencia de los procesos orientados a reducir los impactos ambientales y de nuestros recursos naturales y garantizar la transparencia del sector público y privado, redundará en beneficios económicos y sociales considerables y hacia un progreso sostenible, y por el contrario el no hacerlo reditúa en impactos exponencialmente negativos.

No esperemos a que los Gobiernos hagan su trabajo.  Los esfuerzos que hagamos a través de conductas éticas, responsables y que tengan un propósito de contribución social, así como estar vigilantes, rechazar y denunciar todo aquello que no está dentro de lo ético, justo y responsable redundará en el progreso hacia un desarrollo sostenible

¿Qué esfuerzos estás haciendo de manera individual para asegurar un desarrollo sostenible?   Coméntanos.

(1) Fuente: https://www.transparency.org/en/countries/panama

(2) Instrumentos Internacionales de los Derechos Humanos – Naciones Unidas: https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/coreinstruments.aspx

(3) Convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): https://www.ilo.org/global/standards/introduction-to-international-labour-standards/conventions-and-recommendations/lang–es/index.htm

(4) Informe Nacional Voluntario de los ODS 2020. ISBN: 978-9962-8947-4-2